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Varios factores influyen en el origen y mantenimiento de los trastornos de ansiedad. Brevemente, se pueden agrupar en tres grandes grupos: factores predisponentes, vinculados a la vulnerabilidad, en particular de carácter biológico, del individuo a padecer un trastorno; factores activadores, vinculados a la percepción de un peligro o amenaza y susceptibles de activar la perturbación; y factores de mantenimiento, que ayudan a mantener el trastorno una vez que aparece.
La ansiedad no puede reducirse a ninguno de estos factores tomados aisladamente, sino a una cierta relación entre ellos, sin que necesariamente contribuya a todos los trastornos, ni a las personas que los padecen, cada uno de ellos, en el mismo medida.
Tipos de trastornos de ansiedad
Ahora es el momento de hablar sobre las diferentes formas en que la ansiedad puede estar involucrada. Es decir, tipos de ansiedad que existen.
Ya que tener una imagen de ansiedad no es lo mismo, cuales serían los síntomas que no se convierten en un trastorno con nombres y apellidos…
Que más puedo hacer para superar ¿ansiedad?
Es la actitud. Infórmese, ¡no en Dr. Google, por favor! – preguntar, pedir ejercicios. De hecho, su psicólogo está ahí para ello; resolver inquietudes, explicar, proporcionar recursos y negociar.
He visto pacientes que después de escuchar el diagnóstico se decían «bueno, ya pasará», «esperaré un poco a que pase»… pero la ansiedad «no pasa». lejos» con el tiempo porque no es un resfriado o una gripe.
Activando nuestro cuerpo y nuestro entorno
El deporte y la actividad pueden ayudarnos a sentir más bienestar, siendo también una buena herramienta para desconectar por un rato de pensamientos y preocupaciones relacionadas con nuestros miedos. Aunque el deporte no puede sustituir a la terapia psicológica ni resolver las dinámicas que mantienen la ansiedad, la actividad física cambia nuestro foco de atención y mejora nuestro estado de ánimo
Asimismo, al activar nuestras relaciones sociales, el contacto con nuestros seres queridos y la posibilidad de hablar de lo que sentimos; Es una forma poderosa de sentirse más animado y comprendido, así como de introducir buenos momentos. que nos permiten desconectar nuestra atención de nuestros miedos y preocupaciones.
Un compromiso emocional
Los antojos de comida son un impulso emocional, por lo que el primer paso necesario es abordar los factores emocionales que sabotean nuestra voluntad de no comer en exceso.
Para ello, Russell recomienda empezar a hacer un seguimiento de los recuerdos relacionados con la comida, una determinada percepción de nuestro cuerpo o peso, o situaciones sociales que influyeron en nuestra decisión de comer más de lo necesario.