Cuando experimentamos una situación fuera de nuestro control, nuestra salud mental puede sufrir. El estrés, la ansiedad y los síntomas depresivos pueden aparecer como consecuencia de la pandemia y el confinamiento, especialmente en personas con antecedentes o en grupos de riesgo.
Síntomas de ansiedad
Existen varios síntomas en los que la ansiedad puede manifestarse:
- Preocupación excesiva por las cosas cotidianas.
- Dificultad para controlar la preocupación o el nerviosismo.
- Las personas ansiosas son conscientes de su preocupación excesiva.
- Inquietud o dificultad para relajarse.
- Problemas de concentración.
- Tienen problemas para conciliar el sueño o permanecer dormido.
- Se sienten cansados la mayor parte del tiempo.
- Dolor de cabeza, dolores corporales o problemas gastrointestinales.
- Tener dificultad para tragar o tragar.
- Sufren de temblores o tics.
- Se sienten mareados, sin aliento y sudorosos.
- Aumento del ritmo cardíaco y respiración acelerada (hiperventilación)
¿Cómo sé si necesito tratamiento para la ansiedad?
Es importante evaluar si estas sensaciones nos abruman o nos hacen sufrir. Es fundamental valorar si afectan a nuestra vida diaria o reducen nuestro rendimiento (no poder hacer un examen, no poder hablar en público, no conducir, etc.).
Cuando la ansiedad interfiere en nuestras actividades o afecta nuestra calidad de vida y salud (problemas para dormir, pensar, concentrarse o afecta nuestra vida social). Puede que sea el momento de buscar ayuda profesional.
¿Qué es la ansiedad?
La ansiedad es una mezcla de sentimientos de miedo e inquietud. Aunque es una sensación desagradable, es un mecanismo que tiene nuestro cuerpo para ponernos alerta. En su justa medida, puede actuar como protector y ayudarnos a afrontar los retos de forma decidida y dura, pero cuando se descontrola y la ansiedad nos domina, el efecto es el contrario. Nos sentimos abrumados, el deterioro psicológico nos bloquea y cada situación nos resulta casi imposible de afrontar. Cuando llegamos a este estado de angustia, podemos sospechar que sufrimos un trastorno de ansiedad: las sensaciones de pánico y nerviosismo interfieren negativamente en nuestra vida diaria y perdemos el control.
Las causas de la ansiedad son todavía relativamente desconocidas hoy en día. Pueden influir los factores genéticos pero también el entorno, el trabajo o la forma de ser de cada uno de nosotros. Lo que sí sabemos es que cierto tipo de personas son más propensas, como aquellas que han tenido un episodio traumático en la infancia o que tienen una personalidad más introvertida.